diseño de edificios eficientes

César Bartolomé Muñoz

Director del Área de Innovación de IECA

La entrada en vigor del CTE el pasado 24 de septiembre supone una exigencia todavía mayor a la hora de diseñar edificios de consumo de energía casi nulo o edificios de energía positiva. La nueva regulación exige, por una parte, a los arquitectos, que desarrollen diseños innovadores y, por otra parte, a los fabricantes de materiales y productos de la construcción, que desarrollen nuevos productos con mejores prestaciones, con la finalidad de avanzar en la construcción de edificios cada vez más eficientes que nos permitan alcanzar los objetivos de la Unión Europea en materia de cambio climático.

En lo referente a los diseños, los arquitectos cuentan con dos estrategias básicas para conseguir los objetivos de demanda y consumo energéticos que marca el CTE. Por supuesto que existen aproximaciones intermedias, pero lo más habitual es que los arquitectos se inclinen por una u otra en función de su experiencia y conocimiento. Estas estrategias son, simplificando:

  1. El aumento del aislamiento térmico de los edificios hasta el punto de convertirlos en búnkeres térmicos completamente aislados del exterior.
  2. El diseño de edificios de elevada inercia térmica que permitan interactuar térmicamente con el entorno y aprovechar de manera más eficaz la radiación solar y la ventilación natural para climatizar el edificio.

Las dos estrategias son válidas y permiten alcanzar los objetivos que marca el CTE, pero es importante advertir que las dos estrategias no son igualmente apropiadas para un clima razonablemente benigno como es el español.

Una estrategia que se basa en aumentar el aislamiento por encima de las exigencias normativas y en controlar la ventilación y la interacción con el entorno hasta el límite, condiciona que los usuarios puedan, por ejemplo, abrir las ventanas libremente sin sacrificar parte de la eficiencia energética de sus edificios.

Además, en un clima como el español, con temperaturas elevadas en verano, un exceso de aislamiento provoca un sobrecalentamiento interior de los edificios debido a que el calor interior generado por la ocupación y por los equipos no se puede disipar. En estos casos, muy frecuentes en el arco mediterráneo, debemos recurrir a sistemas de refrigeración adicionales que suponen un consumo adicional y reducen el confort térmico.

No parece, pues, muy apropiado, diseñar edificios de alta eficiencia energética utilizando una estrategia que limita la apertura de las ventanas por parte de los usuarios y obliga a la instalación de equipos suplementarios para atender la demanda de refrigeración en verano.

Sin embargo, una estrategia basada en el diseño de edificios de alta inercia térmica, con un correcto aprovechamiento de la radiación solar en invierno, para calentar la estructura del edificio y reducir la demanda de calefacción, y de la ventilación natural en las noches de verano, para enfriar la estructura y reducir la demanda de refrigeración, no solo permite la interacción con el entorno en áreas climática y medioambientalmente agradables, sino que mejora el confort térmico de los usuarios. Además, este tipo de estrategia es plenamente compatible con sistemas de ventilación de última generación que permiten mantener una alta calidad del aire interior en aquellas zonas donde la contaminación atmosférica es elevada.

Por último, pero no por ello menos importante, las estructuras masivas se pueden activar térmicamente y combinarlas de una manera extremadamente eficiente con fuentes de energía renovable como la geotermia y la aerotermia contribuyendo así a los objetivos de la Unión Europea en lo relativo a la utilización de fuentes de energía renovable para atender la demanda energética de edificios.

En conclusión, al diseñar un edificio, los arquitectos deben preguntarse qué tipo de edificio prefieren los usuarios. En mi opinión, los usuarios apostarán, sin duda, por un diseño que les permita mantener sus hábitos y garantizar simultáneamente la eficiencia energética a la vez que pueden disfrutar del entorno como una extensión de su propia vivienda.

Sel doctor Servando Álvarez, de la Universidad de Sevilla, lo explica mejor que yo y de una manera muy amena en una de sus conferencias:

https://www.youtube.com/watch?v=zqkk_dcElJM&t=79s