Hormigón, un plus de seguridad en caso de incendio

César Bartolomé Muñoz.

Director del Área de Innovación de IECA.

En el ámbito de la edificación, uno de los puntos que más preocupa es el comportamiento de la estructura en caso de incendio y es importante que entendamos que no todas se comportan igual ante el fuego.

Es evidente que, independientemente del material, todas las estructuras deben cumplir las exigencias del Código Técnico de la Edificación (CTE) en lo referente a resistencia estructural en caso de incendio. Ahora bien, aunque todos los edificios cumplen los requisitos mínimos, no todos son igualmente seguros. Por hacer un símil fácil de entender, nadie duda que cualquier coche del mercado cumple con los requisitos mínimos de seguridad, pero, aun así, hay coches con cinco estrellas Euro NCAP y otros con tres.

Para explicar esto desde un punto de vista más técnico, tomemos como ejemplo un edificio con una altura inferior a ocho plantas destinado a un uso residencial, docente o administrativo; es decir, un edificio de viviendas, un colegio o un edificio de oficinas. En estos casos, el CTE exige una resistencia al fuego de 90 minutos, lo que quiere decir que todas las partes del edificio deben mantenerse en pie al menos durante una hora y media desde que se desata el incendio. Por supuesto que depende en gran medida de la virulencia del incendio y, por este motivo, este requisito se calcula utilizando un incendio estandarizado presente en las normas.

En principio, noventa minutos puede parecer mucho tiempo, pero hay que pensar que, desde que se desata el incendio, hasta que todos los ocupantes son conscientes de que tienen que evacuar el edificio, transcurre un tiempo nada desdeñable.

Además, si el incendio se produce en las primeras plantas, la evacuación de las plantas superiores se complica y, en consecuencia, en dichas ocasiones la evacuación corre a cargo de los equipos de emergencia, quienes tienen muy claro que prefieren intervenir en edificios cuya estructura es de hormigón. Desde la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB), entidad que agrupa en la actualidad a la mayoría de los jefes, mandos y técnicos de los Servicios de Bomberos de toda España y con quienes ya publicamos el estudio titulado Contribución del pavimento de hormigón a la seguridad en los incendios en túneles de carretera. Simulación y criterios de intervención, insisten en que las medidas de seguridad tienen que ir ampliándose y mejorando de forma que las situaciones de riesgo generadas por los incendios se resuelvan cada vez con mayor seguridad para la integridad de los usuarios y de los equipos de emergencias.

“En un incendio, el hormigón es un elemento inerte que se limita a absorber parte del calor generado mientras otros materiales pueden aportar gases y calor y que incluso, en algunas situaciones, puede modificar la dinámica del fuego empeorando las condiciones de evacuación de los ocupantes y las de trabajo de los bomberos. Cuando los equipos de emergencias llegamos a un incendio, desconocemos el tiempo real que el fuego lleva activo y el estado de la estructura, lo que genera un grado de incertidumbre muy elevado. Por este motivo, intervenimos más tranquilos si la estructura es de hormigón, ya que sabemos que el nivel de seguridad frente al fuego que proporciona está muy por encima de los criterios estrictamente legales. Y eso se traduce en más tiempo de reacción y una seguridad mayor para las personas que estén en el edificio y para los propios equipos de emergencias que intervienen”.

Esta afirmación de los bomberos se pone de manifiesto en las soluciones constructivas más comunes. Invitamos al lector a que compruebe la tipología estructural de los garajes de sus casas u oficinas. Podrán comprobar que la estructura del garaje es de hormigón, independientemente de la tipología estructural del resto del edificio. El motivo es que, en sótanos, el CTE exige una resistencia al fuego de 120 minutos y es muy complicado, a la vez que muy costoso, alcanzar esta resistencia al fuego en estructuras fabricadas con otros materiales.

La pregunta que surge es la razón por la que el hormigón tiene un comportamiento tan bueno frente al fuego. Los motivos son básicamente tres: el hormigón es incombustible, mantiene sus características resistentes a altas temperaturas y tiene una baja conductividad térmica.

Las estructuras combustibles deben, bien cubrirse con materiales incombustibles que las protejan frente al fuego, o bien sobredimensionarse, de manera que, en el proceso de combustión, la sección resistente que no se ha perdido a causa del fuego sea capaz de mantener en pie el edificio. En cualquier caso, una estrategia consistente en hacer estructuras más pesadas, más costosas y menos sostenibles, simplemente porque el material de la estructura arde, no parece la solución más inteligente.

Por otro lado, hay otros materiales que pierden sus propiedades resistentes cuando están sometidos a temperaturas elevadas. En estos casos, hay que proteger estas estructuras con materiales con una baja conductividad térmica, que impida que el material de la estructura alcance la temperatura crítica. Nuevamente, más costes y una mayor cantidad de recursos consumidos.

El hormigón, sin embargo, no arde, por lo que no aporta más carga de fuego y no libera gases y humos asfixiantes en caso de incendio. Además, mantiene sus capacidades resistentes a temperaturas superiores a los 500 ºC y tiene una muy baja conductividad térmica, por lo que además de no colapsar, es capaz de proteger otros elementos más comprometidos y de impedir que el incendio se extienda. La compartimentación del incendio es un aspecto clave para garantizar la seguridad de las personas y para limitar los daños materiales. Mantener el fuego confinado facilita las tareas de evacuación y extinción y reduce los daños estructurales a un área determinada. Y el hormigón es el único material estructural capaz de cumplir este cometido, sin necesidad, además, de ningún revestimiento especial ignífugo, sin consumir más recursos naturales y sin aumentar el coste de la estructura.

El hormigón es el único material estructural capaz de proporcionar una resistencia al fuego de 240 minutos sin ninguna protección adicional. Si las estructuras se proyectan con este criterio se garantiza la seguridad de los usuarios y de los equipos de emergencias, y prácticamente se elimina el riesgo de demolición de la estructura tras un incendio. Esto es algo que las compañías de seguros deberían tener en cuenta.

La seguridad adicional que las estructuras de hormigón aportan en caso de incendio debería bonificarse en las primas de los seguros de hogar, ya que es una realidad que las estructuras de hormigón tienen un nivel de riesgo menor.