¿ECONOMIA CIRCULAR O SEGURIDAD ESTRUCTURAL?

Arturo Alarcón Barrio.

Jefe del Área de Sostenibilidad y Construcción Sostenible del Instituto Español del Cemento y sus Aplicaciones.

El Banco Europeo de Inversiones, el Instituto de Crédito Oficial y otras instituciones financieras europeas invertirán durante los próximos cinco años un mínimo de 10.000 millones de euros para acelerar la transición hacia una economía circular. La Comunicación de la Comisión Europea de abril de 2020 sobre un nuevo Plan de acción de Economía Circular, indica que abordará las prestaciones de los productos de construcción en materia de sostenibilidad en el contexto de la revisión del Reglamento sobre los Productos de Construcción, RPC, y en particular abre la posibilidad de introducir requisitos sobre el contenido reciclado para determinados productos de construcción teniendo en cuenta su seguridad y funcionalidad.

La cuestión fundamental es si la reutilización de productos, o el uso de productos reciclados o con un porcentaje significativo de material reciclado, cumplen los requisitos de seguridad que les exige la reglamentación y normativa, al mismo nivel que un producto equivalente.

Dicho de otro modo, ¿estamos dispuestos a renunciar a cierto margen de fiabilidad estructural, para permitir el uso de estos elementos o materiales reutilizados o reciclados? Esta es precisamente la pregunta que la anterior presidencia finlandesa planteó a todos los estados miembros cuando se planteaba, al final de su mandato, la revisión del RPC. Literalmente preguntó, ¿están dispuestos los estados miembros a aceptar perdidas marginales de seguridad cuando hay grandes beneficios en términos medioambientales?

Este debate no es nuevo. Se intenta invocar un supuesto principio de flexibilidad reglamentaria para eliminar las barreras normativas e incluso legales que impiden que la política de economía circular esté jerárquicamente por encima de los requisitos de seguridad ya establecidos.

Llevando el debate a otro sector, ¿sería aceptable la reutilización de piezas de avión renunciando (marginalmente) a los niveles actuales de seguridad aeronáutica?

Los límites al uso de materiales reciclados deben fundamentarse en la obtención de las mismas prestaciones que un producto equivalente. Las prestaciones y requisitos de seguridad están establecidos en normas o en reglamentación que reúne el consenso técnico de la industria. Es posible evolucionar estos límites a la reutilización de materiales o al uso de materiales reciclados en función de la experiencia técnica real y el principio de precaución que guía la capacidad regulatoria de la Administración. Pero esta evolución debe realizarse tomando como base el conocimiento científico actual y la experiencia real de uso, teniendo en cuenta el nivel de prestaciones necesario para alcanzar un nivel de seguridad y durabilidad equivalentes.

La respuesta al reto planteado por la Comisión Europea debe acompañarse con una propuesta de evolución de los límites que lleve aparejado los estudios técnicos, ensayos, e informes que recojan la experiencia de uso que permitan revisar las normas existentes o reformular la legislación preservando los criterios de seguridad establecidos. Esto es un proceso necesariamente largo.

Este es un camino que hemos necesariamente de recorrer, pero sin atajos. No es admisible que, sin haberse realizado esta labor, se pretenda renunciar a las condiciones de seguridad que la normativa y legislación, nos garantiza en este momento. Ofrecer las mismas (o superiores) prestaciones y durabilidad por unidad de recurso utilizado es, en definitiva, el primer pilar de la economía circular.